viernes, 4 de diciembre de 2009

Reflexiones


Llegamos al final de este recorrido: el del blog de cátedra y personal, y el del aula. Y como en todo final siempre quedan las voces, las palabras escritas resonando en el aire, y las imágenes de tiempos y espacios compartidos. Y como en todo camino recorrido que llega a destino siempre surge la reflexión, la evaluación y autoevaluación, qué salió bien – como lo esperábamos – y qué no tan bien.

El principal objetivo de la publicación de las producciones literarias que realizaron en el aula fue socializar la escritura, darla a conocer, “ponerla a correr”, lanzarla a los lectores para que la obra esté completa, para que adquiera múltiples significados, por eso de: “Lo cierto es que si alguien escribe hay una voluntad concreta de comunicar algo: la instancia de producción y la de recepción se codeterminan, en el sentido de que no podemos leer si no hay escritura previa, pero tampoco podemos escribir sin suponer que ese texto “se encontrará” finalmente con un lector que complete su sentido. Escribimos para ser leídos. La agenda la escribimos para nosotros mismos, o una nota que nos recuerde que hay que comprar tomates. La escritura, por propia esencia, se consolida con la lectura. El lector, con su interpretación propia, subjetiva, individual, completa la obra. Escribir para no ser leído es pintar un cuadro y colgarlo con la imagen contra la pared, es escribirnos una carta a nosotros mismos, enviarla y emocionarnos cuando llega, pero no leerla”. (Fuente: Ministerio de Educación de la Nación. Educ.ar “Introducción a la lectura y la escritura de narraciones ficcionales”)

En la evaluación que hicimos en el aula sobre esta nueva experiencia de socialización de sus producciones y de metodología áulica, surgieron apreciaciones muy valiosas, como: “no me gustó exponer lo que escribo, es muy personal”, “todo lo que sea trabajar en la computadora, a mí me encanta”, “nos gustó porque era una idea original”, “nos dio mucho trabajo hacer la tarea fuera de la escuela”, “yo no tenía tiempo en mi casa para ponerme a actualizar el blog”, “tendríamos que haber seguido escribiendo en papel nomás, ¿para qué lo publicamos? Era muy complicado”, “yo leí lo que escribieron mis compañeros, pero no dejé comentarios”, “a mí no me gustó, me hubiera gustado seguir trabajando en el aula”, “estuvo buenísimo porque este año escribimos mucho, es la primera vez y la primera profesora que nos hace escribir tanto”.

Mi evaluación como docente de la cátedra es que todos ustedes lograron avances significativos en su escritura, algunos crecieron a partir del entusiasmo por aprender, otros por la obligación de hacer la tarea y la apreciación numérica en cada trabajo; pocos encontraron en el espacio de la web la posibilidad de comunicarse, de expresarse libremente utilizando imágenes que acompañen los textos, diseños, tipografías, nombre del blog y títulos a los consignas creativos y originales; se hicieron seguidores de los blogs de los compañeros y dejaron tímidos pero importantes comentarios en los espacios virtuales creados por otr@s compañer@s. La reflexión de esta metodología de trabajo: la publicación de vuestras producciones en un blog personal que tenía como principal objetivo la socialización de la escritura, no produjo los resultados que esperaba. La autoevaluación es que tal vez hubiera sido necesario pautar consignas de lectura para que ustedes aprovecharan este espacio, leyeran y comentaran las producciones de sus compañer@s escritor@s, porque el espacio de lectura y socialización de la producción literaria que construimos juntos en el aula, y que por cierto costó tanto: porque les daba vergüenza leer o ser leídos por mi o por sus compañeros hasta que entendieron la importancia de compartir lo escrito, no supimos mantenerlo ni enriquecerlo cuando llegó a la web.

Hasta aquí el camino recorrido de este año. Dejo abierto este espacio para que comenten sus apreciaciones sobre esta experiencia y podamos continuar dialogando.

¡Felices vacaciones!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Textos mínimos


En grupo escribir cuatro microrrelatos respetando las siguientes consignas de producción:

  • . Donde un endemoniado cuente su historia, pero que nunca devele explícitamente su identidad (para la inferencia)

  • . Cuyo título sea “El último ser sobre la faz de la tierra” y la resolución incluya la siguiente frase “Estaba asustado y solo cuando alguien tocó la puerta” (para final inesperado)

. Que incorpore un diálogo que diga “el celpeble de este cremen fee el meyerdeme” (para los juegos del lenguaje)


. Que finalice con la siguiente frase: “El mismo anciano del sueño le abrió la puerta y le dijo: ‘Esta casa está habitada por un fantasma’” (para las relaciones sueño / realidad)




martes, 24 de noviembre de 2009

Antología de microrrelatos

Las últimas miradas

El hombre mira a su alrededor. Entra en el baño. Se lava las manos. El jabón huele a violetas. Cuando ajusta la canilla, el agua sigue goteando. Se seca. Coloca la toalla en el lado izquierdo del toallero: el derecho es el de su mujer. Cierra la puerta del baño para no oír el goteo. Otra vez en el dormitorio, se pone una camisa limpia: es de puño francés. Hay que buscar los gemelos. La pared está empapelada con dibujos de pastorcitas y pastorcitos. Algunas parejas desaparecen debajo de un cuadro que reproduce "Los amantes" de Picasso, pero más allá donde el marco de la puerta corta un costado del papel, muchos pastorcitos se quedan solos, sin sus compañeras. Pasa al estudio. Se detiene ante el escritorio. Cada uno de los cajones de ese mueble grande como un edificio es una casa donde viven cosas. En una de esas cajas las cuchillas de la tijera deben de seguir odiándoles como siempre. Con la mano acaricia el lomo de sus libros. Un escarabajo que cayó de espaldas sobre el estante agita desesperadamente sus patitas. Lo endereza con un lápiz. Son las cuatro del la tarde. Pasa al vestíbulo. Las cortinas son rojas. En la parte donde les da el Sol, el rojo se suaviza en un rosado. Ya a punto de llegar a la puerta de salida se da vuelta. Mira a dos sillas enfrentadas que parecen estar discutiendo ¡todavía! Sale. Baja las escaleras. Cuenta quince escalones. ¿No eran catorce? Casi se vuelve para contarlos de nuevo pero ya no tiene importancia. Nada tiene importancia. Se cruza a la acera de enfrente y antes de dirigirse hacia la comisaría mira la ventana de su propio dormitorio. Allí dentro ha dejado a su mujer con un puñal clavado en el corazón.

Enrique Anderson Imbert.
El fin
El profesor Jones venía trabajando en la teoría del tiempo desde hacía varios años.
- Encontré la ecuación clave – le dijo un día a su hija – El Tiempo es un campo. Esta máquina que yo construí puede manipular, hasta invertir, ese campo.
Oprimiendo un botón mientras hablaba, continuó: - Esto hará que el tiempo camine para atrás para camine tiempo el que hará Esto: - Continuó, hablaba mientras botón un Oprimiendo.
- Campo ese, invertir hasta, manipular puede construí yo que máquina Esta. Campo un es Tiempo El. – Hija su a día un dijo le – Clave ecuación la Encontré -.
Años varios hacía desde tiempo del teoría la en trabajando venía Jones profesor El.

Fredric Brown.
“En frasco chico”. Editorial Colihue.
Termidor
La conspiración para terminar con la ola de violencia ha sido descubierta. Después de un juicio sumarísimo, me espera la guillotina. El populacho enardecido, grita y apedrea la carreta en que, atado de manos, soy conducido al cadalso. El rugido que percibo es semejante al de un gran bosque sacudido por la tempestad, como si se hermanaran las furias del cielo y de la tierra. Me vendan los ojos y el verdugo me hace arrodillar. Apenas, entre el batir de los tambores, puedo oír el ruido seco y silbante de la cuchilla que cae sobre mi cuello. Mi cabeza rueda debajo de la cama. Mi esposa enciende la lámpara en la mesita de noche y, sin poder dominarse, grita, grita, presa de terror infinito. Mi sueño ha terminado.
José Rafael Bienio P.
El libro de la imaginación - Editorial Fondo de Cultura Económica

Sueño
Despierta empapado en transpiración y con el corazón desbocado. Acaba de tener un sueño espantoso. Soñó que la muerte llamaba a su puerta. Todavía aterrado y temblando camina hacia la cocina, abre la heladera y se sirve un vaso de agua. Agradece el haber despertado.
En ese momento alguien llama a su puerta.
Antonio Cruz.
Tío Elías y otros cuentos - Editorial del autor
Emboscada
En cuanto la vi, supe que estaba muerta.
Cuando nuestros ojos se cruzaron sentí un extraño escalofrío pero sacudí mi temor y avancé entre el gentío. Era imposible que ella supiera de mí.
Caminó hacia la estación de trenes y sentí que el momento había llegado. Apreté el cuchillo y apuré la marcha. Cruzó el molinete del otro lado de los rieles y se perdió en la esquina. Corrí.
Al doblar la esquina me detuve con sorpresa y terror. Con una sonrisa sardónica y una luz cruel en la mirada me observaba por encima del caño de la pistola.
Cuando comenzó a mover el dedo en el gatillo supe que mi corazonada era cierta.
Yo ya estaba muerta.
Antonio Cruz.
Tío Elías y otros cuentos - Editorial del autor
Tema para un tapiz
El general tiene sólo ochenta hombres y el enemigo cinco mil. En su tienda el general blasfema y llora. Entonces escribe una proclama inspirada, que palomas mensajeras derraman sobre el campamento enemigo. Doscientos infantes se pasan al general. Sigue una escaramuza que el general gana fácilmente, y dos regimientos se pasan a su bando. Tres días después el enemigo tiene sólo ochenta hombres y el general cinco mil. Entonces el general escribe otra proclama, y setenta y nueve hombres se pasan a su bando. Sólo queda un enemigo, rodeado por el ejército del general que espera en silencio. Transcurre la noche y el enemigo no se ha pasado a su bando. El general blasfema y llora en su tienda. Al alba el enemigo desenvaina lentamente la espada y avanza hacia la tienda del general. Entra y lo mira. El ejército del general se desbanda. Sale el sol.

Julio Cortázar
Ensimismamiento
A la hora del cofee-break bajé a la cafetería de la planta, pedí un café. Estaba cansado de la rutina y de mi trabajo, tenía que descansar.
Mientras sorbía lentamente mi café me puse a observar una pintura marina, bastante mala, que colgaba de la pared.
Pensé en Acapulco, en el mar, puestas de sol, Puerto Escondido, me iba absorbiendo cada vez más y más.
Salí de este ensimismamiento cuando una ola mojó mis pies.
Abraham Dantus B.
El libro de la imaginación - Editorial Fondo de Cultura Económica
El reencuentro
Perdoname mi entrada por sorpresa, no tenía cómo comunicarme. Pero una circunstancia no iba a frustrar lo nuestro. Teníamos planes, sueños, es cuestión de adecuarlos y continuarlos. Mirá hoy, charlamos como en los viejos tiempos. Fue una noche hermosa, quién diría, tan pacífica, a pesar de la multitud. Se pierde la sensación del tiempo. Lo que llama la atención es la cantidad de perros sueltos.
Todavía es apresurado pensar en quedarme, aunque quisiera, pero quién sabe cómo lo tomarán acá. Así que hoy tenemos que despedirnos. El sábado hay luna llena, podríamos salir a caminar un poco. Hasta entonces, querida. No hace falta que me acompañes, yo cierro.
El hombre le dio un beso, cerró, tomó la pala y volvió a tapar la fosa.
Carlos Adalberto Fernández.

Un cuento de amor
Rudolf, con la cabeza levantada y reclinado en su cadencioso cuerpo la miraba con sus profundos ojos verdes. Ella, esbelta y apetitosa, bailaba enfrente y en torno a Rudolf apenas sin tocar el suelo. Él- es de suponerse- estaba en posición de ataque, con esa nerviosidad serena que siempre le fue tan característica. Ella, seductora, como si no se diera cuenta de la situación, seguía exhibiéndose alegre y provocativa. Rudolf, entonces, de un sólo movimiento atrapó entre sus fauces gatunas a la mariposa, y, de dos mordidas, se la comió.
Marcial Fernández.
FX
- ¿Qué diablos eran esas cosas?- dijo mamá cuando la primera bandada negra impactó contra el parabrisas del auto.
- No sé… - dijo papá un segundo antes que lo atravesase un aguijón gigante.
Mis manos y brazos y parte de mi cara se disolvieron en un ácido espeso que salió de las fauces de una especie de dragón; y que derritió, también, todo el asiento trasero y el baúl.
Estas películas del autocine son cada vez más reales…
Daniel Frini
El cuento soñado
¿…Y si, como yo soñé haber escrito este cuento, quien lo lee ahora simplemente sueña que no lo lee?
Álvaro Menén Desleal. El libro de la imaginación - Editorial Fondo de Cultura Económica
Evocación
Aquella tarde la vi; han sido dos o tres veces quizá después de que nos separamos. Ocho años anduvimos juntos. ¡Y qué bien me acuerdo lo de la primera vez! Desde entonces me abandoné a su capricho: no pude manejarla. Pero con todo y eso era buena, nunca me dio dolores de cabeza. Con estar abastecida y tener sus menjunjes cotidianos a tiempo estaba satisfecha. Pero como todo tiene su fin, nos aburrimos y cada quien se fue por su lado llegado el momento. Me dolió la facilidad con que encontró nuevo dueño, casi al despedirnos…
Cuando nos hemos encontrado, siento que no me mira. Ha cambiado algo: se ve un tanto descolorida; por fin le enderezaron el trasero, y hasta le han puesto parrilla. El número de matricula es el mismo…
Sergio Ovidio García.
Sueños
El sábado a la noche el delantero soñó que en el partido del día siguiente ejecutaba un penal y era gol porque amagaba y disparaba a la izquierda del arquero que se iba, engañado, hacia su derecha.
El domingo, el árbitro cobró un penal para su equipo y el delantero, que tenía muy presente el sueño, amagó a la derecha y le dio hacia la izquierda del arquero, casi con displicencia, respondiendo a la premonición.
El arquero, que se había volcado justamente hacia su izquierda, no tuvo que hacer mucho esfuerzo para detener la pelota.
El delantero se quedó estático, azorado. La perturbación se multiplicó cuando el arquero, al pasar a su lado, mientras sacaba la pelota le dijo en tono canchero: “los sábados a la noche me tiro a la derecha, los domingos a la tarde, no”.
Juan José Panno

Sensible pérdid
Ls cutro vocles quí presentes hemos convocdo est reunión de prens pr confirmrles un notici que er un rumor público y no tiene sumids en el ms hondo pesr. Me refiero l sensible pérdid de nuestr querid compñer, letr precursor de todos los diccionrios: l primer de ls vocles. El dolor y l confusión de este momento no nos permiten ser ms extenss ni brindr ms detlles. Pero, sí mismo declrmos con l myor de ls firmezs que ningún de nosotrs cutro se encuentr enferm ni en peligro. Eso es totlmente flso.
Y hor disculpen pero hoy no vmos poder dr lugr sus pregunts, les rogmos que comprendn l seriedd de este momento y ls dejen pr otr oportunidd. Debemos convocr los poets, los utores, los cntntes, desfío de ver cómo hremos nosotrs cutro pr que ustedes puedn seguir expresndose con l plenitud de siempre. Grcis y buens trdes.

Luis María Pescetti.

Cuento de lunes enloquecido
- He venido a matarlo - dijo el empleado de más antigüedad.
- Sea realista - dijo el banquero, imperturbable -. Piense que veinte años atrás, podría haber comprado un fusil. Quince años atrás, una pistola 32. Diez años atrás, cuchillo de mesa. Pero hoy apenas le alcanza para un alicate, un desafilado y endeble alicate nacional. En suma, usted no está en condiciones de matar a nadie.
- Sin embargo, he venido a matarlo - dijo el empleado.
- Ridícula pretensión la suya - dijo el banquero - Trae usted las manos vacías y no se le notan bultos sospechosos en los bolsillos...
- Aún así, voy a matarlo - dijo el empleado.
- ¿Pero cómo? - dijo el banquero, al fin intrigado - ¿Cómo lo hará usted?
- Así - dijo el empleado y comenzó a desanudarse la vieja y sucia corbata endurecida como una soga.
Eugenio Mandrini.

Blues de la percha
Durante el día la vida bulle fuera del cuarto. Voces, risas, gritos. Pasos que se acercan y se alejan, bajan escaleras. Dentro, un poco de sol se cuela por los listones de la persiana, mancha la pared, rueda sobre la cama y desaparece.
Cuando los sonidos se aquietan, ella se levanta. Entreabre la ventana, hierve agua para el té y lo bebe a sorbos mientras se peina y se maquilla.
Hay hastío en su mirada y desdén en la curva de su boca. Entre el desorden de las cosas, una flor sobrevive en un vaso, casi sin agua; los vestidos transitan la cama o el respaldo de las sillas, nunca en su lugar.
Se marcha al atardecer. A la hora en que las voces se ocultan entre paredes, y la luz es otra.
La noche restituye oscuridad al cuarto. Algún mueble cruje —los años y la humedad han hecho lo suyo en la madera—, y en la mesa de luz el reloj continúa, estricto, el conteo de las horas.
Amanece el rumor de un auto en la calle. En la pieza, cada objeto define, moroso, su contorno, y los pasos que regresan se detienen del otro lado de la puerta. Chirría la llave en la cerradura y ella entra. Tira la cartera sobre la cama y se queda quieta de pie, los brazos y la tristeza colgando a los lados del cuerpo. La luz amarilla de la lámpara marca, cruel, su cara.
Antes de acostarse, ausente y lenta, se desnuda ante el espejo.
La puerta del armario no se cierra del todo, y yo espío.
María Delia Marchando
Relato breve. Antología. Piso 12 Ediciones.

Incisiones
En la oscuridad siento que algo pasa volando. No lo veo, pero siento el frío que deja su aleteo y escucho el ritmo de sus alas. Al sentir esta presencia nocturna, la joven despierta de su sueño sagrado. Cuando por fin sus ojos se acostumbran a la oscuridad descubre la figura de un hombre. La sombra le hace salir un suspiro que suena como una válvula de escape. Ágilmente el dueño de la sombra se coloca cerca de la joven que enmudece presa de los nervios.
La sombra y su propietario hechos un solo cuerpo cubren a la joven con abrazos y besos apasionados. La joven se entrega al embrujo de los besos. Los suspiros se hacen más grandes acompañados de gemidos. En su cuello siente incisiones que la desmayan de placer. Mientras caía en un sopor no se dio cuenta que el ser extraño alzó vuelo. La sombra lo seguía por el suelo.
Mario Lange.
Luna
Jacobo, el vecino tonto, solía subirse a la azotea y espiar la vida de los vecinos.
Esa noche de verano el farmacéutico y su señora estaban en el patio, bebiendo un refresco y comiendo una torta, cuando oyeron que el niño andaba por la azotea.
- ¡Chist! — cuchicheó el farmacéutico a su mujer — Ahí está otra vez el tonto. No mires. Debe estar espiándonos. Le voy a dar una lección. Sígueme la conversación, como si nada...
Entonces, alzando la voz, dijo:
- Esta torta está sabrosísima. Tendrás que guardarla cuando entremos: no sea que alguien se la robe.
- ¡Cómo la van a robar! La puerta de la calle está cerrada con llave. Las ventanas, con persianas apestilladas.
- Y... alguien podría bajar desde la azotea.
- Imposible. No hay escaleras; las paredes del patio son lisas.
- Bueno: te diré un secreto. En noches como esta bastaría que una persona dijera tres veces “tarasá” para que, arrojándose de cabeza, se deslizase por la luz y llegase sano y salvo aquí, agarrase la torta y escalando los rayos de la luna se fuese tan contento. Pero vámonos, que ya es tarde y hay que dormir.
Se entraron dejando la torta sobre la mesa y se asomaron una persiana del dormitorio para ver qué hacía el tonto. Lo que vieron fue que el tonto, después de repetir tres veces “tarasá”, se arrojó de cabeza al patio, se deslizó como por un suave tobogán de oro, agarró la torta y con la alegría de un salmón remontó aire arriba y desapareció entre las chimeneas de la azotea.
Enrique Anderson Imbert.

Escabeche de berenjenas
La casa estaba a oscuras, en medio de la noche casi blanca y de un silencio sepulcral. El hombre bajó del caballo y comenzó a llamarla a los gritos y con insultos, como de costumbre. De un puntapié abrió la puerta, lo recibió el olor inconfundible del escabeche de berenjenas. Era su plato preferido; ella lo preparaba como nadie, aunque él nunca se lo dijo.
Siguió avanzando sin dejar de blasfemar y de un manotazo corrió la cortina que separaba los ambientes. La ventana estaba abierta y pudo verla a la luz de la luna. Su sorpresa duró apenas un instante. “Infeliz”, murmuró con desprecio y, quitándose el cuchillo que llevaba en la cintura, de un solo tajo corrió la soga. El cuerpo inerte de la muchacha se ovilló en el suelo. Salió de la pieza sin mirarla.
Al pasar frente al aparador se detuvo; frascos de diferentes tamaños, en fila sobre un estante, lo estaban esperando. Los acomodó cuidadosamente en una bolsa de cuero y se fue hacia la noche. No sabía que llevaba consigo a su propia muerte, repartida en pequeñas dosis de veneno.
Ursula Buzio “En frasco chico”. Editorial Colihue
Twice-told tale (1)
Perseguido por la banda de terroristas Malcolm corrió y corrió por las calles de esa ciudad extraña. Eran casi las doce de la noche. Ya sin aliento se metió en una casa abandonada. Cuando sus ojos, se acostumbraron a la oscuridad vio, en un rincón, a un muchacho todo asustado.
- ¿A usted también lo persiguen?
- Sí - dijo el muchacho.
- Venga. Están cerca. Vamos a escondernos. En esta maldita casa tiene que haber un desván... Venga.
Ambos avanzaron, subieron unas escaleras y entraron en un altillo.
- Espeluznante, ¿no? - murmuró el muchacho, y con un pie empujó la puerta. El cerrojo, al cerrarse sonó con un clic exacto limpio y vibrante.
- ¡Ay, no debió cerrarla! Ábrala otra vez ¿Cómo vamos a oírlos, si vienen?
El muchacho no se movió.
Malcom, entonces, quiso abrir la puerta, pero no tenía picaporte. El cierre, por dentro, era hermético.
- ¡Dios mío! Nos hemos quedado encerrados.
- ¿Nos? - dijo el muchacho - Los dos, no; solamente uno.
Y Malcom vio como el muchacho atravesaba la puerta y desaparecía.
Enrique Anderson Imbert.
(1) “cuento contado dos veces”

Medio día de suerte
Luis no era nada, no valía nada. Y para colmo era el hombre con más mala suerte del mundo. Subió un escalón para ver cómo se veía la gente veinte pisos abajo: se mareó. Pero suicidarse era de cobardes y él no se consideraba ningún cobarde: bajó la cornisa. Por otro lado, para suicidarse había que tener huevos, y Luis sí que tenía huevos: subió a la cornisa. Y después bajó. Y luego subió otra vez. Porque, además de todo, Luis también era inseguro. Subió y bajó durante todo el día.
Al anochecer se sintió exhausto pero feliz, vivo. Por primera vez experimentaba la gratificante sensación de haber hecho algo útil con su cuerpo. Corriendo y silbando bajó quince pisos por escalera. Un vecino casi no lo reconoció. Eufórico, entró en su casa, se quitó la ropa transpirada y, deseoso de brindar consigo mismo, con el nuevo Luis, fue a la heladera en busca de algo fresco.
La abrió descalzo.

Santiago Álvarez.
“En frasco chico”. Editorial Colihue.

Por escrito gallina una
Con lo que pasa es nosotras exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a.
Cresta nos cayó en la paf, y mutación golpe entramos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmos el, carajo qué.
Julio Cortázar.
“La vuelta al día en ochenta mundos” - 1967

El Rey de la Cumbre
Inició el ascenso, la mirada clavada en la cima. Había estudiado las rutas posibles: la normal, que no ofrecía nuevos desafíos; y la que por fin tomó – la lateral -, debido a que su ladera de hierros y maderas cruzadas era la más exigente. Poco a poco, las cumbres cercanas se empequeñecían, empujadas por él hacia abajo. El panorama se desplegó: un amanecer en abanico. Desde allí controlaba todo lo que su vista podía abarcar. En ese instante dejó de ser niño, dejó de ser hombre: contemplaba la libertad desde sus ojos. Estaba en la cima, había encontrado el lugar elegido. Se preguntó – y supo que la incógnita se repetiría muchas veces en su historia -: “¿Siempre es mejor estar más arriba?
Y llegó el momento del descenso, de volver al plano acostumbrado, a los pasos seguros, al paisaje conocido. Sólo debía decidir cómo provocar a la ladera en el declive final. Optó por acostarse y sentir al ras esa brisa constante en la cara.
Y su inspiración perduró hasta que aterrizó de panza en el arenero.
Se levantó, se sacudió. Como un exitoso escalador se despidió de esa montaña. No veía en ella hierros y madera. Sí rocas, sí nieve, el vértigo de las alturas.
Mientras se alejaba, sonreía con orgullo. Invitaba al resto de los juegos a que lo reverenciaran como a quien era: el Rey de la Cumbre de la Plaza

Fabián Zaionz (inédito)
“En frasco chico”. Editorial Colihue

viernes, 23 de octubre de 2009

Lo bueno si breve dos veces bueno

. Leer los siguientes microrrelatos:


AMENAZAS
- Te devoraré - dijo la pantera.
- Peor para tí - dijo la espada.

William Ospina (colombiano)
"Por favor, sea breve" Editorial Página de Espuma. Madrid. 2001


PÁJAROS

Las ramas se poblaron de pájaros. Sonó un disparo y el árbol cayó pesadamente.
César Antonio Alurralde.
En: Puro cuento, número 23, 1990.


. Escribir dos historias un poco (sólo un poco) más extensas, cuyo final sean estos microrrelatos.


Webgrafía: "Salta. Lee y escribe"

jueves, 22 de octubre de 2009

Historias mínimas: el microrrelato

Recordemos cómo empezamos a pensar en la importancia del lenguaje como particularidad del texto literario, en la palabra como herramienta del escritor y en el placer de la lectura, en el aula.
Primero leímos La casa de las palabras de Eduardo Galeano y La Palabra de Pablo Neruda (que podés volver a leerlos haciendo click sobre los títulos). Después realizamos "El test del buen lector" de Daniel Cassany, aquí lo tienen si quieren hacérselo a alguien:




EL TEST DEL BUEN LECTOR
Tenés únicamente seis minutos para realizar las siguientes actividades:
1.- Leé todo antes de comenzar a hacer algo.
2.- Escribí tu nombre en el extremo superior derecho de la hoja.
3.- Hacé una circunferencia alrededor de la palabra “nombre”, en la oración anterior.
4.- Dibujá cinco pequeños cuadrados en la parte izquierda de la hoja.
5.- Poné una cruz en cada uno de los cuadrados.
6.- Dibujá una circunsferencia en cada uno de los cuadrados anteriores.
7.- Firmá este papel al final de la hoja.
8.- Trazá una circunferencia alrededor del número 7.
9.- Escribí tu domicilio al lado de tu firma.
10.- Dibujá un rectángulo alrededor de la palabra “izquierda” del ítem 4.
11.- Escribí una X en la punta inferior izquierda de esta hoja.
12.- Encerrá la X que acabás de dibujar dentro de un triángulo.
13.- Al llegar a este punto, decí tu nombre en voz alta.
14.- Si hasta aquí realizaste todas las actividades en forma debida, gritá: ¡realicé!
15.- Contá del 1 al 10 con voz normal.
16.- Trazá tres circunferencias en algún lugar libre de la hoja.
17.- Escribí una X adentro de una de ellas.
18.- Si llegaste a este punto, gritá: “¡Ya casi gané!”
19.- Decí en voz normal “Me falta un solo ítem”
20.- Ahora podés empezar: hacé solamente la actividad indicada en el ítem número 2.

Después leímos microrrelatos - que podrán leer a continuación - para realizar hipótesis de lectura:



ÚLTIMO CUENTO
- En sus cuentos breves el tema de la muerte suele aparecer con cierta frecuencia, ¿a qué se debe?
- No es un tema privativo de mis cuentos, habrá notado que en la vida también suelen aparecer con cierta frecuencia.
- ¿No teme jugar con la muerte?
- Soy un escritor temerario.
- ¿Qué está escribiendo ahora?
- Un cuento trivial: el escritor que dialoga con la Muerte y la muy pícara lo sorprende en la mitad de una palabra.
- ¿Cuál palabra?
- No sé, pero seguramente le va a faltar la última sílaba y el cuento quedará inconclu



Juan Carlos García Reig

EL CUERPO DEL DELITO
El cadáver yacía en posición decúbito dorsal, al pie de uno de los estantes de la biblioteca. Junto a su cabeza se halló un libro llamado Diccionario de la Lengua Española con todas las hojas en blanco.
El cuerpo estaba sepultado bajo una montaña de palabras, las mismas que le sirvieron de oración fúnebre.


Raúl Renán

EL PLAZO
Sólo faltaban unos minutos para que se cumpliera el plazo establecido. El nudo corredizo se iba ajustando sobre el cuello. Un poco más y todo habría concluido. Se puso el saco y salió apresurado rumbo a la fiesta, aún acomodando su sedosa corbata.
César Alurralde

Si querés seguir leyendo microrrelatos podés ir a este enlace Cuentos y más que tiene miles de relatos breves.

Al fin, escribimos, pero para eso vamos a "Lo bueno si breve dos veces bueno"

miércoles, 21 de octubre de 2009

Preguntas, preguntas...

Escritura: seleccionar una de las siguientes preguntas y escribir un texto literario en el formato que desees.




* ¿Qué sucedería si se inventara la píldora de la felicidad?


* ¿Qué pasaría si cada cierto tiempo lloviera sopa de cebollas? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo reaccionaría la gente?



* ¿Cómo sería la vida en un pueblo sin espejos?

* Lectura: “…la mirada del lector, con su interpretación, pondrá el punto final a la obra. Y esta interpretación puede coincidir con la intención del autor o no. A veces el lector descubre aspectos del texto, intersticios que el autor ni siquiera sospechó”. ¿Qué es la literatura? Página 4.

* Leer la producción de un/a compañero/a del grupo. Escribir un comentario en su publicación del blog explicando qué entendiste del texto, y realizá comentarios que consideres pertinentes según el fragmento mencionado en su blog personal.
Bibliografía: "Introducción a la lectura y la escritura de narraciones ficcionales". Módulo 1: El texto narrativo de ficción. Ministerio de Educación de la Nación. educ.ar. 2009.

martes, 20 de octubre de 2009

Juego de los fundamentos - Creación colectiva


El juego consiste en que cada participante escriba en un papelito una pregunta que comience con "¿Por qué...?" y en otro papelito la respuesta a su propia pregunta o no. Se mezclan todas las preguntas por un lado y las respuestas por otro y se juega sacando una pregunta y una respuesta al azar. Se unen y queda esto:

¿Por qué existe la joda?
Porque algún día nos tenemos que morir, nos llega la hora, no vivimos una eternidad.

¿Por qué tenemos que venir a la escuela?
Porque somos huecos.

¿Por qué hay tantos enfermos de gripe A?
Porque si no nos alimentamos, no podemos vivir.

¿Por qué las personas mienten?
Porque necesitamos ser alguien.

¿Por qué las chicas son súper poderosas?
Porque es necesario sufrir, tropezar una y otra vez para ser fuertes, mejores personas, para estar preparadas y el día de mañana no quedarse encajadas en lo mismo y seguir adelante cueste lo que cueste.

¿Por qué tenemos que comer?
Porque tratan de no hacernos sufrir pero no se dan cuenta que sufrimos el doble.

¿Por qué el hombre fue primero en llegar a la luna y no la mujer?
Porque la verdad duele siempre.

¿Por qué hace frío?
Porque es re lindo, o re feo, o re fiero.

¿Por qué He Man tiene el poder?
Porque estamos en invierno.

¿Por qué mi hermana cuando se mira al espejo se pega en defensa propia?
Porque un día Sancho Panza se cruzó con ella y le dijo que desde ese momento se tendría.

¿Por qué usamos traje de invierno en verano y no en invierno?
Porque el profesor mezcló azúcar, flores y muchos colores.

¿Por qué las rubias son huecas?
Porque ya estamos acostumbrados.

¿Por qué lloramos con la verdad?
Porque tenemos la solución a todos los problemas

¿Por qué no se me ocurre ninguna pregunta sin respuesta?
Porque es un momento en que los adolescentes son felices y se olvidan de todos los problemas y comparten con los amigos.

¿Por qué no existe un octavo día de la semana?
Porque sí, no piensen lo que preguntan.

¿Por qué los hombres son más inteligentes que las mujeres?
Porque siempre se trata de buscar una respuesta más adecuada.

¿Por qué siempre tiene que haber o existir alguien que se crea mejor o más que otros?
Porque estoy aburrida.

¿Por qué existe el racismo?
Porque siempre ese alguien de seguro debe tener en la cabeza yogurt o leche cortada, o es por naturaleza, o quizás ya hayan nacido así.

¿Por qué se pregunta por qué?
Porque antes no existía.

¿Por qué la vida es tan dura?
Porque los pozos necesitan compañía.

¿Por qué nos morimos?
Porque así está hecho el calendario.

¿Por qué cuando pierdo algo me preguntan adónde?
Porque Dios lo creó más inteligente al hombre.

¿Por qué rayo el banco?
Porque hay diferentes colores de personas.

Creación colectiva 5º año Economía y Gestión

Bibliografía: Caron, Bettina. Caron, Carlos María. "Escribir con humor. Juegos literarios en el taller". Bs. As. Ediciones Colihue. 1996.

lunes, 19 de octubre de 2009

Juego de los cuestionamientos utilitarios - Creación colectiva

Este juego es como el "Juego de los fundamentos", y esta fue la producción colectiva de l@s alumn@s de 5º año Economía y Gestión. No se sorprendan al leer la producción porque algunas respuestas quedaron tan bien con la pregunta que parece que lo hubiéramos planeado, pero nada más lejano, todo fue simple azar. Disfruten la producción y dejen comentarios.

¿Para qué existen los semáforos
Para saber que tenemos algodón de repuesto.

¿Para qué sirven los remedios?
Para perder el tiempo.

¿Para qué sirve el calor?
Para conquistar el mundo.

¿Para qué sirven los hombres?
Para que se me caiga el celular.

¿Para qué sirven las bebidas alcohólicas?
Para matar el fresco.

¿Para qué sirve el calefactor?
Para estorbar.

¿Para qué sirven las nubes?
Para tomar los minutos.

¿Para qué sirve el cielo?
Para engordar.

¿Para qué sirve el colegio?
Para calentarse.

¿Para qué sirven los ojos?
Para dormir.

¿Para qué sirve la puerta?
Para que cuando comencemos nunca paremos aunque tengamos obstáculos en el camino.

¿Para qué sirve la gente creída y mentirosa?
Para mirar nuestras enfermedades.

¿Para qué sirve el arco iris?
Para nada.

¿Para qué sirve el conocimiento?
Para juntarse con los amigos.

¿Para qué sirven los hombres?
Para molestar, para hacernos mal, para nada.

¿Para qué sirve la gente inútil?
Para mirarnos y creer que tenemos un fiel amigo, alguien que jamás nos miente con respecto a cómo nos vemos.

¿Para qué sirven los relojes?
Para absorber todo.

¿Para qué sirve caminar?
Para matar la gripe porcina.

¿Para qué sirven los espejos?
Para iluminar.

¿Para qué sirve la noche?
Para dejarla abierta.

¿Para qué sirve pensar?
Para nada.

¿Para qué sirve comer?
Para dar la hora.

¿Para qué sirven los pañales?
Para asombrar a los costados verdes.

¿Para qué sirve venir a la escuela?
Para indicar el rumbo.

¿Para qué sirven los baños?
Para perjudicar a las personas que hacen las cosas bien y quieren salir adelante.

martes, 15 de septiembre de 2009

Escritura autobiográfica (Segunda Parte)

. Releé el texto autobiográfico que escribiste.
. Ficcionalizá el texto que escribiste narrando el recuerdo de tu infancia, es decir, volvé a escribirlo pensando en cómo narrar ese hecho en un texto en el que utilices los recursos que consideres necesarios para entretener, sorprender, movilizar, asustar o conmover al lector y según sean tus objetivos de escritura.
. Para ficcionalizar el texto podés: alargar o acortar una escena, cambiar el orden en el que se presentan los hechos, probar con un narrador más complejo (3º persona: narrador omnisciente, “todo lo sabe”, narrador observador; 2º persona: crea el efecto de estar contándose la historia a sí mismo o a un yo desdoblado; 1º persona: narrador protagonista, narrador personaje secundario o testigo), agregar diálogos, incluir personajes, un episodio, una descripción; utilizar comparaciones, metáforas u otro recurso literario.

Escritura autobiográfica (Primera Parte)


“A veces la consigna parece lindar con el juego, en otras ocasiones con un problema matemático. Pero cualquiera sea la ecuación, siempre la consigna tiene algo de valla y algo de trampolín, algo de punto de partida y algo de llegada”
Tobelem, Mario. “Grafein”. España. Altalena. 1981.





PRIMERA PARTE
Actividad:
. Contar un recuerdo a partir de una serie de palabras
. Detenete en cada una de las palabras y pensá cuál te acerca mejor a una historia de tu infancia.
. Las palabras son: hamaca, cerradura, langosta, tren, sótano, paperas, tío/tía, sacapuntas, altillo, aguja, bicicleta, baldío, pelota, patio, calle, soga, sapo.
. Una vez que hayas elegido la palabra, escribí el recuerdo convocado por esa palabra sin pretender producir una obra literaria. Simplemente, describí el recuerdo tratá de recuperar qué pasó, quiénes estaban, dónde estaban como una fotografía que está guardada en tu memoria. No intentes evaluar lo que pasó ni enunciar moralejas.
. Escribí el texto. Leélo varias veces. Respondé: ¿estoy seguro/a de haber narrado la historia tal cuál ocurrió?
. Los receptores de tu texto es el grupo de compañeros/as y docente.

Autorretrato I (texto modelo "10 cosas que sé")











Consigna:
  • Leer el texto modelo "10 cosas que sé"
  • Producir un texto con imágenes que te describa.
  • Respetar el "texto modelo"

1. Sé...

2. (Un refrán o frase que te guste)

3. Todavía estoy tratando de...

4. Lo que sí pude vencer...

5. En un tema... En una película... La canción que...

6. Mis amigos y yo...

7. Sé que cuando estoy bajoneada/o...

8. Mi familia...

9. Viajar para mí es...

10. Un instante puede mostrarte...

  • Comentar tu experiencia de escritura.

Revista "La Nación" Nº 1727. 11/08/02

Autorretrato


Leer estos autorretratos:


DUDAS SOBRE MÍ (Intención de autorretrato)

¿Qué puedo decir de mí si ni siquiera sé si soy o no soy?
Les pregunté a mis amigos y se rieron.
Le pregunté a mamá y me abrazó.
Les pregunté a los profesores y juntaron las cejas enojados.
Le pregunté a un árbol viejo que por toda respuesta me empapó de hojas y todos pensaron que era otoño.
Le pregunté a mi placard, pero estaba demasiado desordenado para contestar.
Le pregunté al presidente y dijo que no conocía a ninguna Roberta. ¡Qué insolente!
Y así fui preguntando por las calles, pero nadie supo decirme cómo soy.
Es que a veces creo que soy muy alegre y me encuentro llorando en mi cuarto; otras creo que soy malísima pero no puedo dejar de acariciar a los perros callejeros.
Digo que soy charlatana, pero el otro día fui a una reunión con gente desconocida y no pude pronunciar dos palabras juntas.
Hay días en que creo que lo sé todo y por la noche me doy cuenta que no sé nada de nada.
Leo mi diario desesperada buscando una definición de mí y descubro que soy.
ROBERTÍSIMA
frío y calor, blanco y negro, sonrisa y lágrima, bosque y desierto, sol y luna, música y silencio…
Cuando se es tantas cosas a la vez, ¿se es todo o se es nada?

Roberta Iannamico.


YO SOY

Soy un despelote de palabras bajitas
y un despelotito de dolor inabarcable.
Quisiera ser un bote ondulando los azules
pasajes de mis pecas,
y también una pelusa y un mosquito
enredándose muy tibios en tu ombligo.
¿Y si soy lo que no fui,
lo que no quise o no pude ser?
Entonces te amaría más despacio
y con una hojita seca en cada mano
me escaparía cabalgando
sobre un humo colorado.
O me moriría de rabia. O de amor.
Sí, de algún tremendo amor, sin duda.

Pamela Gutiérrez.


PABLO NERUDA

¿Cómo arreglármelas para parecer mal y quedar bien? Es como cuando uno se mira al espejo (o al retrato) buscándose el ángulo bello (sin que nadie lo observe) para constatar que sigue siendo uno mismo siempre.
Algunos se plantan de soslayo, otros imprimirán la verdad de lo que quisieron ser, otros se preguntarán: ¿cómo soy?
Pero la verdad es que todos vivimos anotándonos, acechándonos a nosotros mismos, declarando sólo lo más visible, escondiendo la irregularidad del aprendizaje y del tiempo.
Pero vamos al grano.
Por mi parte soy o creo ser duro de nariz, mínimo de ojos, escaso de pelos en la cabeza, creciente de abdomen, largo de piernas, ancho de suelas, amarillo de tez, generoso de amores, imposible de cálculos, confuso de palabras, tierno de manos, lento de andar, inoxidable de corazón, aficionado a las estrellas, mareas, maremotos, admirador de escarabajos, caminante de arenas, torpe de instituciones, chileno a perpetuidad, amigo de amigos, mudo para enemigos, entrometido entre pájaros, maleducado en casa, tímido en los salones, audaz en la soledad, arrepentido sin objeto, horrendo administrador, navegante de boca, yerbatero de la tinta, discreto entre los animales, afortunado en nubarrones, investigador en mercados, oscuro en las bibliotecas, melancólico en las cordilleras, incansable en los bosques, lentísimo de contestación, ocurrente años después, vulgar durante todo el año, resplandeciente con mi cuaderno, monumental de apetito, tigre para dormir sosegado en la alegría, inspector del cielo nocturno, trabajador invisible, desordenado persistente, valiente por necesidad, cobarde sin pecado, soñoliento de vocación, amable de mujeres, activo por padecimiento, poeta por maldición y tonto de capirote.



Consigna:
  • Escribir un autorretrato en el formato textual que desees: poesía, prosa, instructivo, etc.
  • Subirlo a tu blog con el título "Autorretrato"
  • Comentar brevemente - en "Comentarios" - qué te pareció esta consigna.

Bibliografía: AA.VV. "Los nuevos caminos de la expresión. Propuestas de trabajo para el área de Lengua y Literatura" Bs. As. Ediciones Colihue.